Los 4 egos

El Yo Esencial, la Conciencia, lo que en realidad somos, es una unidad impersonal, sin límites. El Yo artificial, limitado, creado por la familia, la sociedad y la cultura, se divide en cuatro egos: el ego intelectual que se expresa con ideas, el ego emocional que se expresa con sentimientos, el ego sexual que se expresa con deseos, y el ego corporal que se expresa con necesidades. Cada uno de estos cuatro egos, en todos los seres humanos sin excepción, padece una forma de neurosis: el intelectual se siente inferior, el emocional se siente angustiado, el sexual se siente insatisfecho y el corporal se siente abandonado.

Los cuatro egos son:

1.- INTELECTO: produce ideas, lo mental.

2.- EMOCIONAL: produce sentimientos, la vida emocional

3.- SEXUAL-CREATIVO: produce deseos, es la fuerza libidinal

4.- MATERIAL: es nuestro cuerpo con sus necesidades básicas y la vida material

EGO INTELECTUAL: Por muy realizada que sea una persona, en lo profundo de sí mismo se sentirá inferior, se comparará, nunca estará satisfecho, tratará de obtener más. Esta neurosis es producto de la sentencia mortal que pesa sobre todo ser viviente: la muerte física es inevitable, tanto como el envejecimiento y sus achaques. Esta neurosis nos conduce a criticar negativamente a los otros.

EGO EMOCIONAL: Por muy amada que sea una persona, su ego estará invadido por la angustia. Este miedo a algo desconocido es producto de la ignorancia: nadie sabe lo que es la vida, ni el porqué de su existencia, nadie conoce la totalidad del universo. Esta neurosis nos conduce a dejarnos fanatizar por doctrinas o religiones sectarias.

EGO SEXUAL: Por muy potente, fuerte, eficaz que sea una persona, se sentirá insatisfecha, incompleta, siempre algo le faltará, siempre sentirá que le han quitado algo. Esto es producto de que todos vivimos en una jaula mental, separados de los inconmensurables valores de nuestro inconsciente. Esta neurosis nos conduce a la envidia, a la agresividad y al odio.

EGO CORPORAL: Por muy protegida que sea una persona, se sentirá abandonada en un mundo agresivo, con un inseguro sistema económico. Se aferrará a sus padres y familiares hasta avanzada edad, buscará amigos en los que “poder confiar”. Esto proviene de que todos vivimos en un planeta que, pudiendo ser paradisíaco, puede atacarnos con todo tipo de catástrofes, terremotos, huracanes, sequías, inundaciones, incendios, asteroides mortales. Esta neurosis nos conduce, tratando de protegernos, al egoísmo, a la manía de coleccionar posesiones.

Para soportar la inferioridad, aprendemos a identificarnos, es decir incorporar valores de otros. Admiramos a artistas, deportistas, personalidades fuertes. Y esa admiración nos hace sentir que poseemos sus cualidades. Luchamos por obtener premios.

Para soportar la angustia, aprendemos a pertenecer a sectas, religiones, partidos políticos. Nos entregamos a egos delirantes que dicen saberlo todo, solucionarlo todo.

Para soportar la insatisfacción, aprendemos a crearnos valores imaginarios dominando a otros, dando órdenes y prohibiciones, acumulando dinero.

Para soportar el abandono, nos amarramos a otros formando parejas sin amor, sociedades que nos vampirizan, participando en fiestas que nos embrutecen, y en actividades de grupos que son sólo juegos superficiales.

 Alejandro Jodorowsky