Los 3 estados del yo

Un estado del yo es una forma de comportarse.
Que será de una manera u otra, dependiendo de las emociones y la manera de pensar que tengamos en ese momento. También depende de cómo nos traten nos hará reaccionar de diferente manera.

Los tres estados del yo son: padre, adulto y niño.

Basado en el Análisis Transaccional proporciona un modelo para comprender la dinámica de la personalidad y un modelo para analizar las relaciones sociales y la comunicación.
Permite entender las estratagemas emocionales y relacionales que perpetúan esta manera de distorsionada de percibir y relacionarse con los otros y con la realidad, son los juegos psicológicos

  • YO PADRE -datos-

Es un estado en el que se actúa, piensa o habla con los patrones aprendidos de los padres o alguna figura autoritaria importante en la niñez.
Es un compendio de las actitudes y el comportamiento incorporados de procedencia externa.
Todo depende de los patrones que hayamos aprendido en la niñez.
Este estado nos motiva a actuar – hablar, pensar, sentir, opinar – como lo hacían nuestros padres cuando éramos niños.
La expresión del estado del yo Padre tiene un carácter imitativo de otras personas importantes para nosotros en la infancia.

Algunos indicadores conductuales del estado yo Padre son:
– usa frases estereotipadas, refranes, clichés, etc.
– da órdenes, habla en imperativo.
– usa adjetivos calificativos, pone etiquetas.
– hace juicios de valor.

Ejemplos: “El que manda, manda; aunque mande mal”, “Si no sabes hacer las cosas bien, no las hagas”, “Hazlo así”, “Eso no se hace”, “Siempre…”, “Jamás…”, “Lo que hace falta es…”, “Porque lo digo yo, y punto”, “Esto es ridículo”, “¡Tonto!”, “¡Inmaduro!”, “¡Infantil!”, “No haces nunca nada bien”, etc.

Tono de voz: En general fuerte, como puntualizando o bien envolvente.

Gestos: Apuntar con el índice, sacudir la cabeza de un lado para otro, aprobar con la cabeza, hacer un guiño, estrechar a alguien en los brazos, dar una palmada en la espalda…

Actitudes corporales: Manos sobre las caderas, mirar de arriba abajo, cruzar los brazos sobre el pecho, meter la barbilla entre la mano, extender los brazos…

Expresiones faciales: Fruncir las cejas, expresión de simpatía o de altivez, apretar los labios, elevar las cejas, elevar los brazos al cielo…

Las miradas: Son intensas, amenazan o envuelven o apoyan o culpabilizan o miran desde arriba.

  • YO NIÑO -hiper-emocionalidad-

Es la parte más dominada por los deseos, impulsos, sueños, espontaneidad, creatividad, entusiasmo.
También el yo niño, si está dañado, tiene su vertiente insegura, vergonzosa, atemorizada, cruel, egoísta.
La ilusión, la fantasía y la irracionalidad están vinculadas al estado niño.

Los indicadores del predominio del estado del yo Niño son los gestos más que las palabras: movilidad de los ojos, agitación de las manos y de los pies, posturas, modulación de la voz, utilización de expresiones metafóricas, sensaciones fisiológicas…

Aunque la expresión del estado del yo Niño es característico de cada persona, algunos indicadores conductuales que suelen observarse cuando el se hace cargo el estado del yo Niño son:

Expresiones: ¡Yupi!, ¡Que guay!, ¡Fantástico!, La he fastidiado…, No se qué más decir, Esto funciona…, ¿Vale…?, ¡Jo!, Que rollo…

Tonos de voz: Variable, o retraído y débil, o brillante y excitado.

Gestos: Bufar, hacer la burla, gesticular, retorcerse las manos, rascarse, mover la punta del pie, retorcerse un cabello, repiquetear en la mesa, manosear un lápiz, dibujar durante una reunión, bailar,…

Sensaciones: Nerviosismo, bienestar, picor, palpitación del corazón, lágrimas, risas, rubor o palidez repentina, temblor,…

Actitudes corporales: Las piernas recogidas bajo la silla, los pies en la mesa, desaliñado, desplomado, hombros contraídos, sacar el pecho, agitado, contraído, caluroso, gracioso, simpático, deprimido,…

Miradas: Moviendo los ojos a derecha o a izquierda, los ojos bajados, suplicantes, sonrientes, cómplices,…

Conclusión: ningún estado del “yo” es mejor que otro, todo depende del contexto en el que nos encontremos.
En el ámbito laboral, relacionarme desde el estado del yo niño/a, quizás pueda generarme dificultades, mientras que en un entorno de ocio y tiempo libre, puede permitirme disfrutar al máximo, de la sensación de juego, creatividad y libertad, que tiene una niña o un niño.
Lo más saludable es poder mantener el equilibrio de los tres estados del Yo.

La consciencia de saber en qué estado nos hallamos nos permitirá evolucionar hacia un crecimiento personal, y a entablar relaciones sólidas y saludables con nosotros mismos y con el exterior.

  • YO ADULTO -aquí y ahora-

Es el estado más racional y realista. Un estado desde donde se analiza información, se ordena y se toma la decisión que se cree más acertada, sin dejarse influenciar por las emociones ni las normas.
Las reacciones del adulto son las ideales para que cualquier conversación tenga fluidez y sea positiva. Es el estado que aminora conflictos y devuelve el bienestar a las situaciones.
En él percibimos la realidad presente de forma objetiva, de forma organizada, calculamos las circunstancias y consecuencias de nuestros actos con la base de la experiencia y los conocimientos.
Las manifestaciones del estado del yo Adulto no son tan previsibles como las de los estados del yo Niño y Padre, dado que es un estado adaptado oportunamente a la situación presente aquí y ahora, siempre cambiante.

Algunos indicadores de conducta frecuentes cuando una persona está en el estado del yo Adulto son: la serenidad dentro de la emoción, la escucha atenta, el uso de preguntas que buscan información, una mirada directa, etc.

Cuando estamos en el Adulto usamos palabras y frases que expresan hechos, datos internos y externos, con preguntas y respuestas con intención directa y clara, con valoraciones objetivas basadas en datos; con acciones efectivas y pertinentes para resolver los problemas usando los datos y recursos de la situación; con expresión de sentires auténticos relacionados con los estímulos y relaciones de la situación presente.

Podemos usar palabras y frases como: “¿Preparado?… ¡Ahora!”, “Hay demasiadas cosas para trabajar con comodidad”, “¿Dónde pongo esto?”, “Aquí”, “¿Quién, qué, dónde, cuándo, cómo, por qué, para qué?”, “¿Has tomado una decisión?”, “¿Qué esperas de mi?”, “¿Cuáles son los medios de que dispones?”, “No estoy de acuerdo”, “Esta es solo mi opinión”, “Estas son las ventajas y los inconvenientes”, «Me siento triste (contento, enfadado, asustado,…) cuando dices (haces) eso»…
Actitudes corporales: Relajado pero atento, cabeza derecha, mirada discreta, voz calmada, las piernas puestas en el suelo, los brazos abiertos.